domingo, 19 de julio de 2015

Quiero un poco más de ti.

Háblame del tiempo y de la vida,

de tus idas y venidas,

Háblame de los amores que fueron tanto que aún siguen,

de los intentos que te dejaron sin camino.

Háblame, pero despacio, que no se acabe.

Sigue, haciendo lo que haces,

hablando como hablas,

versando lo que versas,

hazlo con esos ojos tristes para que pueda saber qué ven,

para poder entender qué hay detrás de todo lo que no quieres...

sábado, 18 de abril de 2015

En catorce versos

Y vuelvo a creer que nada es suficiente,

escuchando esa voz de madrugada que me tienta

a llegar con prisa a lugares vacíos,

creando caminos que no puedo caminar,

recorriendo fronteras que no tienen límite,

Dejé de lado todo aquello que era eterno y nunca duró nada,

y creí que estar muerta era empezar a crecer.

Luego vi, que lo eterno es lo que dura una mirada,

y solo así, pude vivir creciendo.

Pensé, y ahí surgió la duda, pensé aún más, y la acabe creyendo.

Desde hace años no cambié de estación,

y puede que toda esta vida siga siendo invierno.

Sigo frente a todos los sitios donde busqué lo que todavía no he encontrado,

en cada desvío que fue todo mi camino solo había agua.

jueves, 16 de abril de 2015

Un día triste

¿Sabes esa sensación en la que todo carece de sentido y solo sientes un nudo en alguna parte de tu pecho? Cuando hasta la mirada es algo que pesa y todo lo que te rodea se vuelve una fría sintonía que te desnuda y envuelve para que escuches con la piel lo triste que suena.
Y a su vez el tiempo camina lento con el viento en su contra. Recordándote que no espera a nadie, que a cada instante pierdes aquello que podría ser éxtasis pero tan solo es un doble vacío entre lo que piensas y lo que sientes.
Esa catástrofe natural que nace y crece en ti mismo, llevándose a su paso todo lo que creías que siempre seguiría en pie, llevándose en un soplo hasta el último acento de amor.
Esa sensación que te lleva hacia lo ausente, allí donde ya no queda nada más que el silencio de frente.
Pero cómo atar a la coherencia lo inevitable, cómo desatar lo inevitable a todo este miedo. Sé por dónde empezar esta guerra, cómo emprender un comienzo, pero la fuerza hace tiempo que dejó de ser un arma, no puedo luchar con las manos vacías sin acabar muerta. Pero tampoco puedo vivir dentro de una tumba, es cuestión de tiempo.  

viernes, 27 de marzo de 2015

Al Oeste

Rodeada de olivos sin danza,
de rastros que no llegan a ningún sitio.
Caracolas que de fondo tiene un sonido lento y claro.
Esa paz que sostengo y no tengo,
que avivo si consigo, y se va, siempre se va...
Dormidos en las ramas todos los sonetos,
y aún así, no me colman de silencio,
no hay tregua, no hay nada y está repleto.
Y paso por los cercos como la sal que crece entre las aguas,
adueñándome del tiempo que no tiene lugar, buscándole una estancia.
Quiero y no puedo, es la dicha que se labra.

viernes, 13 de marzo de 2015

Solo existe aquello que ves

Calculamos el espacio, el tiempo, el amor.
Calculamos lo que decimos, lo que nos dicen, lo que vemos.
Calculamos las derrotas, el silencio, nuestro cuerpo.
Somos una filosofía que no para de contar, que grita y que calla, alejada de estar cerca.
Cerca de todo lo que estamos tocando, acomplejados en a veces y siempre.
Llegando con prisa cuando acabaremos el mismo día aunque lleguemos despacio.
De cara a la pared buscando la mejor idea cuando podemos encontrarla con tan solo un giro.
Colgamos pancartas hablando de aquellos que nos limitan cuando las barreras están en nuestros propios ojos.
Calculamos porque nos han calculado y seguimos haciéndolo, esperando romper unas cadenas que no van mucho más allá de un "existen porque las miro".


jueves, 12 de marzo de 2015

Confieso

¿Sabes esa sensación de tener por colchón un vacío cerca del pecho y un desván que acumula polvo en la garganta? Esta noche no quería dormir allí, y a los pies del espejo soy tan solo espectador, creyendo que no toco aunque lo haga, hablando del silencio como un espacio mudo que siempre suena. ¿Puedes oirlo? No hablo de un hogar, solo he encontrado ese calor en un cuerpo que vestía todas las calles que no crucé. Y ahora, de nuevo a caminar sobre la cuerda, buscando el equilibrio en los mismos errores que nunca dejaré de cometer.

Al principio

Suelo presentarme sin mirar a un punto fijo, los cordones desatados y parte del discurso es un disfraz que cosí soñando.
No decoro lo que siento, aunque no dure demasiado, de un suspiro a otro cambio de vía, y de nuevo el tren se está marchando. No tengo prisa, tampoco miedo pero paso de la mano escondida y sin dejar de correr, así me muevo. No me juzgues por mis actos, no barajo bien en este juego. Actúo, luego pienso. Quizás deba cambiar y ser más acorde al universo, pero verás, no controlo demasiado esos impulsos vestidos de autoengaños que me acortan en el tiempo. Desde niña me moví en el mismo trueque, acepté mi soledad a cambio de perseguir lo que quería, vendí un par de camisas viejas para abrigarme con grandes sueños. Perdí todo en el intento, desde entonces solo busco hogueras que calmen por unas horas el frío. No tengo paciencia pero me acomodo y espero, veo en el camino pasajeros que no tienen muy claro donde ir pero delante mantienen un espejo. Aquí y ahora, escucho desde lejos.