jueves, 12 de marzo de 2015

Al principio

Suelo presentarme sin mirar a un punto fijo, los cordones desatados y parte del discurso es un disfraz que cosí soñando.
No decoro lo que siento, aunque no dure demasiado, de un suspiro a otro cambio de vía, y de nuevo el tren se está marchando. No tengo prisa, tampoco miedo pero paso de la mano escondida y sin dejar de correr, así me muevo. No me juzgues por mis actos, no barajo bien en este juego. Actúo, luego pienso. Quizás deba cambiar y ser más acorde al universo, pero verás, no controlo demasiado esos impulsos vestidos de autoengaños que me acortan en el tiempo. Desde niña me moví en el mismo trueque, acepté mi soledad a cambio de perseguir lo que quería, vendí un par de camisas viejas para abrigarme con grandes sueños. Perdí todo en el intento, desde entonces solo busco hogueras que calmen por unas horas el frío. No tengo paciencia pero me acomodo y espero, veo en el camino pasajeros que no tienen muy claro donde ir pero delante mantienen un espejo. Aquí y ahora, escucho desde lejos.

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