sábado, 18 de abril de 2015

En catorce versos

Y vuelvo a creer que nada es suficiente,

escuchando esa voz de madrugada que me tienta

a llegar con prisa a lugares vacíos,

creando caminos que no puedo caminar,

recorriendo fronteras que no tienen límite,

Dejé de lado todo aquello que era eterno y nunca duró nada,

y creí que estar muerta era empezar a crecer.

Luego vi, que lo eterno es lo que dura una mirada,

y solo así, pude vivir creciendo.

Pensé, y ahí surgió la duda, pensé aún más, y la acabe creyendo.

Desde hace años no cambié de estación,

y puede que toda esta vida siga siendo invierno.

Sigo frente a todos los sitios donde busqué lo que todavía no he encontrado,

en cada desvío que fue todo mi camino solo había agua.

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